Mancava un ulteriore passaggio

La Real Sociedad ha sufrido una nueva derrota frente al Real Madrid en el estadio de Anoeta, exhibiendo una vez más la sensación de incumplir en los momentos cruciales. Desde el principio, se encontraron en desventaja en el marcador, y a pesar de contar con una oportunidad para revertir la situación tras la tarjeta roja a Huijsen, no lograron hacer un avance ofensivo que alterara el curso del encuentro.

Mikel Oyarzabal logró anotar un penalti en la segunda mitad, pero eso fue solo un breve destello en un partido donde se requería mucho más de su parte.

El problema no radicó solo en la falta de eficacia frente a la portería del adversario, sino también en la incapacidad de crear suficientes situaciones de gol que pusieran en apuros a un Madrid que estuvo con un hombre menos durante gran parte del segundo tiempo.

La Real no logró mantener la presión constante, no supo aprovechar los espacios y no aumentó la intensidad en su juego para acosar al rival. Faltó una ofensiva más agresiva, mayor creatividad en los últimos tramos del ataque y esa chispa que facilite la llegada de los goles.

Equipos que no destacan por su capacidad goleadora deben aprovechar cada chance, y eso es precisamente lo que no logró la Real. Al final, quedó la sensación de que con un poco más de audacia y un esfuerzo ofensivo extra tras la expulsión, el resultado podría haber sido diferente. Si bien la Real muestra solidez en varios aspectos, en los momentos que demandan goles y energía, todavía les falta ese destello. Ese impulso adicional que no se dio es lo que realmente marcará la diferencia en los encuentros disputados y frente a contrincantes de la categoría del Real Madrid. Mientras no se consolide esa capacidad ofensiva, los resultados seguirán dependiendo de acciones individuales más que de una presión eficaz que genere oportunidades.

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