El Chimy Ávila se convirtió en el centro de atención en el partido Osasuna-Betis (1-2) de este sábado en El Sadar, donde logró marcar un gol crucial frente a su antiguo equipo. Su celebración fue intensa, reflejando su frustración por los insultos que recibió de la afición local.
Tras el encuentro, compartió con DAZN que se sentía ambivalente: “Llevo un cariño inmenso por esta hinchada y por los momentos vividos aquí, pero también estoy un poco desilusionado por los abucheos y los gritos despectivos. Sin embargo, comprendo el fútbol y a los seguidores de Osasuna, a quienes no guardo rencor, siempre llevaré en mi corazón a este club”.
El jugador argentino se notaba afectado por las reacciones de las gradas: “Es parte de ser futbolista, a veces se viven situaciones agradables y en otras ocasiones, no tanto… He experimentado ambas y, sinceramente, escuchar esos pitidos y gritos de odio me afectó. Es triste, especialmente cuando tu familia está presente en el estadio”. La forma en que celebró su gol fue un reflejo de esa mezcla de emociones: “No sabía si mi reacción era por alegría o tristeza. Si alguien lo interpretó de otra manera, me disculpo, ya que no era mi intención. Quisiera que la gente entendiera que vine a una ciudad que aprecio y que mi familia valora, ya que mi hijo nació aquí. Esperaba un recibimiento distinto, había comentado a mis hijas que al llegar, me aplaudirían, y el resultado no fue el esperado. No obstante, estoy contento porque el Betis ha conseguido tres puntos importantes en un terreno complicado”.